lunes, 2 de noviembre de 2015

Así comenzó todo... (Nota de contexto)

El origen del tatuaje

 El comienzo del tatuaje es muy incierto, pero se han encontrado en América, Asia y el Ártico personas momificadas de hace más de 5000 años con tatuajes.
  Algunos creen que el tatuaje empieza en Nueva Zelanda, en la tierra del pueblo Maorí quienes son conocidos por ser grandes guerreros y por la utilización de sus tatuajes faciales, a los cuales se los llama “moco”, el tal era nombrado para los hombres como símbolo de guerra y para las mujeres como símbolo de belleza. Para ellos es considerado una falta de respeto que se haga “moco” una persona no Maorí. En su método tradicional de tatuaje se utilizaba un cincel con punta plana para tallar la piel, al cicatrizar la herida se forma una cicatriz, la cual se rellenaba con una tinta hecha a base de savia y hollín.
 Por otro lado la cronología indica que los tatuajes son originarios de los marineros polinesios de hace más de 2000 años, quienes conquistaron las islas hawaianas tomando la tradición del tatuaje, los cuales comparten una similitud con el “moco” de Nueva Zelanda.  Para ellos el tatuaje expresaba diversas cosas, como su rol en la sociedad, quienes eran, las batallas ganadas, los hombres que mataban, y creían que el tatuaje correcto es como un escudo que los protege del daño corporal y los espíritus malignos. En el tatuaje tradicional polinesio se utilizan utensilios hecho de animales muertos y un palo llamado “nifo” que tiene en la punta un peine de aguja de metal que mide unos 5 cm de ancho y tienen de 30 a 40 dientes, el “nifo” es golpeado con un palo para introducir el hollín en la piel.
 En el antiguo Egipto el tatuaje se utilizaba con funciones protectoras y mágicas donde las mujeres eran por sobre los hombres las que más se tatuaban por sus fines protectores.
 En América del norte y América central se utilizaba los tatuajes como parte de rituales para proteger sus almas o para marcar los caídos en batallas y adorar a sus dioses.
Aproximadamente en el siglo X AC, el tatuaje llegó a Japón. A partir de su inclusión en la cultura nipona, el tatuaje se popularizó en sectores cada vez más poderosos, hasta llegar a ser utilizado por un Emperador en el siglo V como ornamento corporal.
Anteriormente los tatuajes en Japón se utilizaban para marcar a personas relacionadas con delitos o robos, el objetivo del tatuaje era marcar a las personas que desobedecían la ley, los tatuajes de la vergüenza marcaban al individuo marginándolo de la sociedad. Estas personas con el paso del tiempo empezaron a taparse sus tatuajes carcelarios con diseños más mitológicos, llevando al surgimiento de la famosa mafia Yakuza japonesa que se distingue por tener tatuajes en casi toda la totalidad del cuerpo.
 En 1991 se encontró una momia dentro de un glaciar de los Alpes de Otztal, con 57 tatuajes en la espalda. Esta momia es conocida como el “Hombre de Hielo”, es el cadáver humano con piel más antiguo que se ha encontrado, y se le han calculado unos 5200 años de antigüedad. Su método de tatuaje era muy simple, ya que lo único que se utiliza es una aguja hecha con hueso e hilos de tendones de los animales, imprecados de hollín. Una técnica muy dolorosa y casi extinta, que todavía hoy se lleva a cabo por muy poca gente en el mundo.
 El tatuaje tal como lo conocemos hoy llega alrededor de 1771 cuando los norte americanos se  toparon con las islas maoríes de Nueva Zelanda, donde los marineros copiaron sus técnicas de tatuado y las trasladaron a nuestro continente. Este hecho marcó la unión de dos civilizaciones y el comienzo de una nueva cultura.






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