El origen del tatuaje
El comienzo del tatuaje es muy incierto, pero
se han encontrado en América, Asia y el Ártico personas momificadas de hace más
de 5000 años con tatuajes.
Algunos creen que el tatuaje empieza en Nueva
Zelanda, en la tierra del pueblo Maorí quienes son conocidos por ser grandes
guerreros y por la utilización de sus tatuajes faciales, a los cuales se los llama
“moco”, el tal era nombrado para los hombres como símbolo de guerra y para las
mujeres como símbolo de belleza. Para ellos es considerado una falta de respeto
que se haga “moco” una persona no Maorí. En su método tradicional de tatuaje se
utilizaba un cincel con punta plana para tallar la piel, al cicatrizar la
herida se forma una cicatriz, la cual se rellenaba con una tinta hecha a base
de savia y hollín.
Por otro lado la cronología indica que los
tatuajes son originarios de los marineros polinesios de hace más de 2000 años,
quienes conquistaron las islas hawaianas tomando la tradición del tatuaje, los
cuales comparten una similitud con el “moco” de Nueva Zelanda. Para ellos el tatuaje expresaba diversas
cosas, como su rol en la sociedad, quienes eran, las batallas ganadas, los
hombres que mataban, y creían que el tatuaje correcto es como un escudo que los
protege del daño corporal y los espíritus malignos. En el tatuaje tradicional
polinesio se utilizan utensilios hecho de animales muertos y un palo llamado “nifo”
que tiene en la punta un peine de aguja de metal que mide unos 5 cm de ancho y
tienen de 30 a 40 dientes, el “nifo” es golpeado con un palo para introducir el
hollín en la piel.
En el antiguo Egipto el tatuaje se utilizaba
con funciones protectoras y mágicas donde las mujeres eran por sobre los
hombres las que más se tatuaban por sus fines protectores.
En América del norte y América central se utilizaba
los tatuajes como parte de rituales para proteger sus almas o para marcar los caídos
en batallas y adorar a sus dioses.
Aproximadamente
en el siglo X AC, el tatuaje llegó a Japón. A partir de su inclusión en la
cultura nipona, el tatuaje se popularizó en sectores cada vez más poderosos,
hasta llegar a ser utilizado por un Emperador en el siglo V como ornamento
corporal.
Anteriormente
los tatuajes en Japón se utilizaban para marcar a personas relacionadas con delitos
o robos, el objetivo del tatuaje era marcar a las personas que desobedecían la
ley, los tatuajes de la vergüenza marcaban al individuo marginándolo de la
sociedad. Estas personas con el paso del tiempo empezaron a taparse sus
tatuajes carcelarios con diseños más mitológicos, llevando al surgimiento de la
famosa mafia Yakuza japonesa que se distingue por tener tatuajes en casi toda
la totalidad del cuerpo.
En 1991 se encontró una momia dentro de un
glaciar de los Alpes de Otztal, con 57 tatuajes en la espalda. Esta momia es
conocida como el “Hombre de Hielo”, es el cadáver humano con piel más antiguo
que se ha encontrado, y se le han calculado unos 5200 años de antigüedad. Su
método de tatuaje era muy simple, ya que lo único que se utiliza es una aguja
hecha con hueso e hilos de tendones de los animales, imprecados de hollín. Una
técnica muy dolorosa y casi extinta, que todavía hoy se lleva a cabo por muy
poca gente en el mundo.
El tatuaje tal como lo conocemos hoy llega alrededor de 1771 cuando los norte americanos se toparon con las islas maoríes de Nueva
Zelanda, donde los marineros copiaron sus técnicas de tatuado y las trasladaron
a nuestro continente. Este hecho marcó la unión de dos civilizaciones y el
comienzo de una nueva cultura.
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